Bienvenida del cura parroco

Amados feligreses

Desde este lugar virtual y página de nuestra parroquia San Pascual Baylón de Valencia, ¡Un muy cordial saludo a todos!

El día del Corpus Christi de 2017, por la tarde, me uní a un grupo de feligreses de nuestra parroquia que querían ir a la Procesión del Corpus y, cuando los dejé en un lugar para que vieran y disfrutaran de la magnífica Procesión, me dirigí a la Catedral para unirme a ella con los demás sacerdotes y ministros. Yo nunca había visto ni participado en la ciudad de Valencia en la mencionada Procesión, pues siempre había asistido a las parroquias donde había estado destinado: Santa María de Cocentaina (1976-1983), Cristo Sacerdote de Valencia (1983-1993, allí no hacíamos ni asistíamos a la Procesión), San José de Torrent (1993-2001), donde participábamos las siete parroquias de la ciudad, San Jaime de Algemesí (2001-2006) y Santísima Trinidad de Tavernes Blanques (2006-2016).

Aquel día del Corpus Christi, cuando entré en la Sacristía no había absolutamente nadie en ninguna de las tres grandes dependencias de la Sacristía de la Catedral, solamente en la tercera, llamada Capilla de las Reliquias, al fondo, estaba revistiéndose el Sr. arzobispo D. Antonio Cañizares, sin ningún acompañante. Al saludarle, me invitó a sentarme allí y estuvimos varios minutos hablando de varias cosas. Entre ellas me preguntó que, si me proponía como cura párroco de San Pascual Baylón, aceptaría. Yo le respondí que si él consideraba que yo era la persona adecuada, por mi parte no tenía nada que pensar (ya estaba viviendo todo el curso en una vivienda que la parroquia había ofrecido al arzobispado para que viviera un sacerdote con cargo en la pastoral diocesana, en concreto en la Vicaría de Acción Caritativa y Social, y delegado de instituciones sociales y caritativas, como Cáritas Diocesana o la Pastoral Penitenciaria o de Reinserción Social y otras instituciones y fundaciones diocesanas…).

En esos mismos días D. José Nácher Riera, cura párroco los últimos largos veinte años, estaba pasando por un momento muy delicado de su salud física y, estando ingresado en el hospital, entre los que lo visitaron estuvo el Sr. arzobispo D. Antonio a quien le expresó el deseo de renunciar al cargo de cura párroco por razones de salud y entonces fue cuando decidió el Sr. cardenal que yo le sustituyera.

Desde que fui presentado oficialmente en el mes de septiembre de 2017, he venido conociendo la realidad pastoral, reuniéndome con grupos diversos, conociendo la casa de la Parroquia de Santa María de las Aguas Blancas de Viver, la realidad de la economía parroquial, el estado de nuestros bienes inmuebles y muebles, la Escuela Infantil San Pascual Baylón… He ido conociendo a muchas personas, hermanas y hermanos de la Comunidad Parroquial, al tiempo que muchas personas me han podido ir conociendo a mí, con las consabidas e inevitables comparaciones (algunas me llegan por testigos presenciales…). Y ahora, después de casi un curso de estancia en esta responsabilidad pastoral, todavía compartiendo con la Parroquia la Delegación de Cáritas Diocesana y otras cosas, puedo también yo dar mi opinión y parecer de la parroquia… Son muchas las cosas que me han sorprendido. Pero sólo diré una cosa, -y es de las muchas cosas buenas que puedo decir- que lo que más me está gustando de esta parroquia es la gente, es la comunidad, son las personas… Mi impresión en este sentido es magnífica y, además, va mejorando día a día.

No quiero decir que todo en esta parroquia es maravilloso… Carecería de sentido crítico y eso no diría bien de mí. En esta parroquia cada día el nuevo cura se entera de algún problema y, casi todos los días, recibe una buena noticia en la persona de algún feligrés o feligresa, especialmente cuando se ofrecen como voluntarios y colaboradores de la comunidad.

Entiendo -así lo veo desde hace muchos años de mis 42 de vida sacerdotal- que hoy, todas las parroquias de la diócesis de la ciudad y de todos los pueblos que formamos esta Iglesia Valenciana Diocesana, son todas ellas tierra de misión… pues la mayoría de los que se consideran territorialmente feligreses de la parroquia, no están o están alejados o muy alejados… No somos una excepción. Tampoco debemos suponer que somos una parroquia «especial, única e irrepetible»… Aunque en cierto modo sí lo seamos no nos diferenciamos tanto de la realidad de otras muchas parroquias.

Pastoralmente hay mucho que hacer… Será necesario y conveniente ser valientes y decididos para ir pulsando el ritmo que palpita nuestra sociedad aquí y ahora.

En la organización de la Comunidad, podemos y debemos apoyarnos –evidentemente– en el Consejo Parroquial de Pastoral, que se va renovando parcialmente y tomando el rumbo de la corresponsabilidad pastoral del laicado, junto con los sacerdotes que servimos y acompañamos a los grupos y movimientos de la Comunidad Parroquial.

En cuanto respecta a la situación del Consejo Parroquial de Economía, Patrimonio y Recursos Humanos, renovado en gran parte, la situación se muestra mucho más preocupante y estamos tomando las decisiones posibles y factibles para ir haciendo frente al excesivo peso de gastos fijos que hemos heredado de años anteriores y que hay que modificar con verdadera urgencia… En ningún momento dejaremos de estar vigilantes, haremos un seguimiento al día de la realidad que nos corresponde afrontar. Procuraremos que no nos quite el sueño y el déficit no crezca más y recurriremos más al voluntariado en todo lo que podamos (ya estamos recopilando un voluntariado maravilloso…) y, además, nos acostumbraremos a vivir y funcionar en la parroquia con modestia, con sencillez y escasos recursos, aunque tengamos que sufrir una gran fama de todo lo contrario…

Especialmente nos produce una gran alegría y satisfacción el voluntariado y el Equipo de Cáritas Parroquial que es el corazón que palpita el Amor de Cristo en toda la Comunidad… Y, por supuesto, los grupos de Jóvenes, Postcomunión y Catequesis que son vida y futuro de nuestra Parroquia, así como todos aquellos hermanos en la fe que comparten la pertenencia y la corresponsabilidad en la Iglesia y se alimentan de la Escucha de la Palabra de Dios y participan en la Liturgia de los Sacramentos y, en especial, de la Eucaristía.

Cuento, pues las necesito, con vuestras oraciones y, desde aquí convoco a todos para que el próximo curso 2018 – 2019, con la ayuda de Dios y la fuerza del Espíritu Santo, sea verdaderamente NUEVO y renueve toda nuestra Comunidad Parroquial.

¡Te necesitamos!

Recibe un cordial saludo de tu cura párroco y de los demás sacerdotes de la Parroquia.

José Mª, cura.