CATEQUESIS DE CONFIRMACIÓN

Formulario de inscripción:

https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSeUbmXxPjmS0WLyV
5AE6GUywb8P-7ucTUOxWFzgy5UNT-WKOQ/viewform?usp=pp_url

Durante tres años, nuestros jóvenes se preparan para recibir el Sacramento de la Crismación, por el cual son constituidos apóstoles en medio del mundo, como personas maduras e iniciadas en la Fe Católica.

Nos reunimos para la Catequesis todos los Domingos a las 18:30, y después participamos de la santa Misa de 20:00, destinada especialmente a los jóvenes de nuestra comunidad parroquial.

Un elemento importantísimo a tener en cuenta en nuestra catequesis, es la oportunidad de realizar convivencias semestrales, así como un Retiro Espiritual previo a la recepción del Sacramento y la realización del Camino de Santiago cada verano.

Los mismos jóvenes adultos de la Parroquia son quienes imparten estas formaciones, siendo referentes y modelos de Fe para aquellos que caminan hacia el Sacramento de la Confirmación.

¿Qué es el Sacramento de la Confirmación?

El diálogo que Dios entabla con nosotros por medio de los sacramentos es un diálogo transformador, vivificante. A quienes toman en serio ese diálogo, se les va transmitiendo la vida de Dios. Debemos cuidar, fortalecer y nutrir esa vida, poderosa en sus raíces, pero frágil y amenazada constantemente.

El sacramento de la confirmación es para cada fiel cristiano la plena investidura de una misión a favor de la Iglesia y del mundo.

Podemos llamar cristiano adulto a quien sabe a asumir sus responsabilidades en el seno de la Iglesia y toma parte activa en la edificación del Reino de Dios. Por la efusión del Espíritu Santo, el creyente que ha recibido el sacramento de la Confirmación hace un altar en cualquier actividad de su vida diaria. Sobre
ese altar él se une al sacrificio de Cristo para introducir en el mundo el amor del Padre. Así, el Espíritu se manifiesta en el cristiano a través del testimonio activo y lo hace progresar hacia la Eucaristía, culmen del misterio pascual, con las manos ricas en dones de alabanza.

Por la Confirmación, el Hijo encarnado de Dios nos comunica la misma misión que el Padre le dio a El: dejarnos guiar por el Espíritu Santo, para hacer visible en este mundo su amor infinito.