emaús… Emaús… EMAÚS…
“Una impresión desagradable o sensación de pesar que se experimenta al ocurrir algo de modo distinto a como se esperaba o deseaba”… Esa podría ser la definición de una palabra impresionante cuando se experimenta: la «decepción». En nuestro tiempo –aunque yo creo que en todo tiempo– se experimenta frecuentemente la decepción: nos decepciona la política, la Iglesia o la religión, la universidad, el mundo laboral, la seguridad social, la banca, la hacienda pública, la familia, los amigos… y así podríamos enumerar la mayoría de las instituciones sociales que nos afectan o nos envuelven en la vida.
Sin embargo, seríamos injustos si tuviéramos una sensación decepcionante de todo y permanente y sería del todo deprimente vivir en una constante experiencia de decepción.
Pero todas estas instituciones o tareas no son decepcionantes en sí mismas, sino que lo que nos decepciona son las personas; al menos creo yo que, en la mayoría de los casos, frecuentemente somos las personas los que nos decepcionamos unas a otras: los políticos, los curas, los hermanos de la comunidad, los profesores o maestros, los compañeros de clase o del trabajo, el jefe laboral, los profesionales de la sanidad, los funcionarios del estado, los empleados, los maridos, las esposas, los hijos, los padres, los hermanos, los propios amigos… Aunque a veces son los acontecimientos inesperados los que nos causan esa desagradable sensación.
¿Qué debieron sentir los discípulos de Emaús aquél día que se iban decepcionados y tristes a su terruño de Emaús? ¿Les había decepcionado el Señor Jesús? ¿Los demás discípulos? ¿Qué esperaban? ¿Qué proyecto tenían? ¿Qué esperanza se les había truncado? ¿No se habían animado Cleofás y el otro discípulo en la impresión decepcionante y decepcionadora? ¿Quizás el miedo, la cobardía, las dudas de fe, la desconfianza en las personas imperfectas y pecadoras que conocían entre los seguidores del Maestro, ahora muerto y sepultado? Sin duda no se habían percatado que aquel día era La Pascua, no lo sabían, no lo habían experimentado, aunque habían oído rumores de algunas mujeres y algunos que decían cosas de poco fiar…
Pero Aquél que se une a su paso en el camino de vuelta a la aldea de Emaús, poco a poco, les irá cambiando la impresión y la desagradable sensación de decepción en el ardor del corazón, en la visión nueva de las Escrituras conocidas de toda la vida, pero que ahora se iluminaban con una luz nueva y sin precedentes. Atrás queda la necedad y la torpeza de la vieja interpretación de lo que el Dios de Israel les había ido revelando a lo largo de los siglos y que algunos “de estrechas miras” habían ido interpretando de manera raquítica, encorsetando la libertad de la gente –los hijos de Dios–, oprimiendo al pueblo con agobiantes normas, sobrecargando el fardo pesado de la existencia y la amenaza inexistente de un Dios vengador de los pecadores sin remisión… tal vez no conocían al verdadero Dios…
Aquél Caminante era un foco de luz nueva, era un nuevo sol “que nace de lo alto” y que ahora nos visita como el viento fresco de la mañana y la brisa luminosa y brillante de un nuevo amanecer…
Desde aquí te invitamos a tener una experiencia de encuentro con Aquél que te busca, de encontrar la paz, de recuperar la alegría, de superar muchas dudas, de experimentar un encuentro con Dios que ama a todos los que lo buscan y los llama a estar con Él, de experimentar la alegría de la conversión personal y la liberación del fardo pesado que puedas llevar sobre tus hombros…
En nuestra casa de Viver te invitamos al Retiro de Emaús Mujeres (fin de semana del 16 al 18 de noviembre) o al Retiro de Emaús Hombres (del viernes 30 noviembre al 2 de diciembre).
Es posible que alguien te haya alertado para que no vayas, por prejuicios, desconocimiento, o te hayan dicho que es una cosa perniciosa o rara… Claro que el Retiro de Emaús no es para los que han alcanzado la santidad, o tienen una fe tan robusta que nadie les va a cambiar, o no conocen el pecado personal (sólo el ajeno) o ya conocen a Dios de sobra…
A ti te invitamos a nuestra maravillosa Casa Parroquial de Santa María de las Aguas Blancas en Viver. A mí me pidió mi antecesor D. José Nácher que acompañara a las personas del Retiro de Emaús (él no sabía muy bien de qué iba, ni yo); y ahora que conozco bien de qué se trata, siento la satisfacción de invitarte a una experiencia que no olvidarás, a una experiencia de la cercanía de Dios que otras personas que experimentaron en su vida el amor y la acción de la gracia de Dios y la fuerza del Espíritu Santo –todos ellos seglares– te ayudarán a encontrar con su testimonio personal.
Si te atreves a hacerte el mejor regalo del año –por decir algo–, vente con nosotros. La parroquia a la que ahora sirvo con mi responsabilidad, con la fraternidad de otros sacerdotes, dispone de este medio (el Retiro de Emaús) de evangelizar y de ayudarte a encontrarte con el Resucitado en el camino de tu vida. No tienes nada que perder, sólo de ganar. Si tienes una pequeñita fe, si te gusta la música, si no sabes rezar mucho, si te sientes pecador, si quieres ser más feliz, si quieres conocer más a Jesucristo, si estás algo intrigado/a, ¡Atrévete! ¡Te esperamos!
José Mª, cura.
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Accede aquí a la información sobre los Retiros Emaús de la Parroquia San Pascual Baylón