SABER, CONOCER Y EXPLICAR LA FE. Carta del Cura Párroco

PARA SABER LA FE, CONOCER Y EXPLICAR LA FE Y SABER EN QUÉ CREEMOS

Vamos a convocar un grupo de estudio del Catecismo de la Iglesia Católica: un grupo al que invitamos a todo el que quiera y pueda venir para ir avanzando en los contenidos de la fe, es decir: ¿Cuál es nuestra fe? ¿En qué creemos? ¿Sabemos dar razón de nuestra fe, de nuestra esperanza?… Todo ello con un doble objetivo: En primer lugar, que los participantes en el grupo crezcan y maduren en su propia fe. Nadie es capaz de vivir y entender la fe cristiana si no sabe en qué cree y cuál es el alcance de su fe y se aplica a vivirlo en su propio existir cotidiano; y en segundo lugar, que sea un grupo acogedor de los adultos que –cada vez más– se van acercando a la Iglesia, a las parroquias para pedir los sacramentos de la Iniciación Cristiana, bien uno de ellos o los tres, puesto que muchos que no fueron bautizados en un momento de su vida, han tenido la oportunidad de encontrarse con el Señor a través de algún testigo de la fe, de algún movimiento al que ha sido invitado, etc., puesto que su familia no le acompañó a encontrarse con la fe, puesto que no supieron, no pudieron o no quisieron… y, llegados a una edad adulta toman la decisión de acercarse.

Lo mejor que podemos hacer en este segundo caso es tener un grupo en la parroquia que pueda acoger a estas personas que vienen o les gustaría encontrarse en la Iglesia con quien le pudiera acompañar a conocer la fe, a vivirla y a crecer en ella. De este modo el grupo tendría que acomodarse a las personas que, dado el momento pudieran recibir la ayuda adecuada para conocer la fe, prepararse en ella e incorporarse a la Comunidad Cristiana.

Cuando uno se acerca al Catecismo de la Iglesia Católica, que salió a la luz en octubre de 1992, hace veintiséis años, el papa de aquél momento –hoy conocido como San Juan Pablo II– que había puesto un enorme interés y había puesto a trabajar un amplio equipo de expertos para que alumbraran una sistemática exposición de la fe tal como la vivía y entendía la Iglesia en este tiempo, ya que había vivido unos años antes un Concilio Ecuménico, universal, el llamado Vaticano II.

Cuando Juan Pablo II publicó el Decreto llamado «El depósito de la fe» decía en la conclusión: “En este tiempo en que la Iglesia está llamada a un nuevo esfuerzo de evangelización… Que la luz de la fe verdadera pueda liberar a la humanidad de la ignorancia y de la esclavitud del pecado para conducirla a la única libertad digna de este nombre: la de la vida en Jesucristo bajo la guía del Espíritu Santo, aquí abajo y en el Reino del cielo, en la plenitud de la felicidad de la contemplación de Dios cara a cara”.

Si te animas, si te interesa participar, si crees que puede ser una buena ocasión para emprender un vuelo en tu vida cristiana y elevarte del suelo tedioso, te convocamos a la presentación que tendrá lugar después de Navidad un día y hora que anunciaremos oportunamente. Piénsatelo, vale la pena.

José Mª, cura.